Para Grégory, que lleva varios años encargándose del servicio de atención al cliente y de los contactos, escuchar es algo natural. «Mi trabajo consiste en escuchar atentamente a los clientes de KIABI para comprender mejor sus expectativas y transmitirlas a los departamentos correspondientes.
En los veinte años que lleva trabajando en la empresa, Grégory ha multiplicado sus acciones con la Fundación en el ámbito de la inclusión. «Hace unos años, ayudé a los escolares con su proyecto de creación de empresas. Fue una experiencia impresionante que quería repetir. «Los jóvenes tienen a veces una falsa idea del mundo empresarial. Nuestro papel es escuchar sus preocupaciones y tranquilizarlos.
Por consejo de Olivier, que dirige el fondo de dotación Kiabi Life, Grégory se puso en contacto con ARELI. «Un representante de la asociación me habló del programa Émergences y de la posibilidad de apadrinar a un joven en sus estudios. En ese momento, Grégory consideró que la selección de candidatos era demasiado elitista. «En aquella época, los candidatos al programa tenían que aprobar el bachillerato con nota. Sin embargo, no se dio por vencido y volvió a ponerse en contacto con la asociación, que entretanto había flexibilizado sus criterios de selección. Eso fue suficiente para convencerlo. Conoció a Aménis, una joven ganadora del programa, que estudiaba empresariales. «Nos conocimos rápidamente», bromea Grégory, que se toma muy en serio su misión de mentor. «Le presenté mi trabajo y la ayudé a encontrar unas prácticas. La relación es tal que él la invita a conocer a su esposa e hijos. «Aménis es más bien independiente, pero intercambiamos regularmente mensajes…».
«Mi compromiso, como el de los demás padrinos del programa Emergences, es escuchar a estos jóvenes y ayudarles a ganar confianza en sí mismos. El ARELI, que había oído hablar del coaching de moda, me pidió que organizara un taller en el que participaron seis jóvenes el 24 de marzo en Villeneuve d’Ascq, gracias a la participación de una decena de colegas de Kiabi».
